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La costa atlántica europea es un área muy extensa ya que se extiende desde el cabo norte de Noruega hasta Gibraltar en el sur de España. Esta delimitación atiende a criterios oceanográficos, geográficos y humanos que suscitan grandes debates sobre la pertenencia o no de los mares a la Europa atlántica. En efecto, el Mar del Norte, La Mancha, el mar de Irlanda, el mar de Noruega o incluso el mar Báltico no siempre se incluyen en esta zona. Aun así, desde un punto de vista puramente marítimo, es difícil de suprimirlos incluso si esto desplaza las orillas atlánticas muy al este.

Navegar en el Atlántico es un viaje con un contenido simbólico especial: es lanzarse a la aventurarse sobre territorios cargados de historia y de diversidad. Desde la magia de sus costas escandinavas y pasando por el ambiente británico del Reino Unido, podrás recorrer las costas normandas y bordear las playas en las que tuvo lugar el histórico ‘día D’ de la Segunda Guerra Mundial. Todo eso antes de dejaros llevar sobre el terreno de juego bretón, conocido por sus condiciones de navegación excepcionales.

Más al sur, podréis atravesar el mítico golfo de Vizcaya, conocer las magníficas tierras de la costa cántabra y atlántica española para después bordear el litorales portugués y de nuevo el español hasta el célebre Estrecho de Gibraltar. Entre costas escarpadas, islas salvajes, ciudades animadas y puertos tradicionales, os sumergiréis en un trayecto lleno de magia y vivencias de millas repletas de historias que hoy encontramos en libros y películas.

Las condiciones de navegación en el Atlántico

Sobre una zona así de extensa, las condiciones de navegación son muy variables. De norte a sur existen numerosos factores que tener en cuenta en tu navegación en el Atlántico: Los vientos que pueden barrer las costas en el Mar del Norte, en Bretaña o en el cabo Finisterre; las corrientes que pueden llegar a ser fuertes en los pasos marinos de raz como el raz de Sein en Francia; la travesía del paso de Ouessant con el gran tráfico marítimo que maneja; o las mareas importantes al borde de las costas bretonas. Son muchos los elementos que hacen de la navegación en el Atlántico una actividad apasionante y enriquecedora.